Una señora mayor crece en la fe después de cierre de iglesia

Gita pensó que su vida se acabó cuando su iglesia en casa fue descubierta. Siendo una mujer de ochenta años, ¿cómo podía imaginarse que esto era sólo el comienzo de su viaje con el Señor?

«Yo soy la creyente más anciana de nuestra iglesia en casa. La mayoría de los creyentes en Irán son menores de 40 años; yo tengo 86 y camino con un bastón. Nuestra iglesia a veces utilizaba mi casa para reunirnos, pero aparte de servir el té a todos, no tenía ninguna otra tarea».

«El día que nuestra iglesia en casa fue descubierta pensé que mi vida había terminado. Nuestros líderes se vieron obligados a desplazarse a otro lugar. Me regañaron por usar mi casa como iglesia y como castigo se me prohibió aceptar huéspedes en mi casa. Si desobedecía, me enviarían a la cárcel».

«Mi casa se sentía extrañamente vacía durante los meses posteriores al cierre de la iglesia. Mis hijos estaban casados y se habían ido hace mucho tiempo. Ahora mis compañeros creyentes ya no me podían visitar tampoco. ¿Qué iba a hacer? Me sentía sola y deprimida».

«Un día estaba sentada sola en mi casa, orando. Sentí que el Señor me decía: «No estoy encerrado dentro de estas cuatro paredes. Nada me puede limitar. Quiero usarte en el ministerio fuera de de tu hogar. Reconoce tu lugar en el cuerpo y usa los dones que te he dado».

«Decidí hacer lo que el Señor me había pedido que hiciera. Me puse en contacto con algunas señoras y empecé a tener comunión con ellas en sus casas y en las cafeterías. Hice lo que no había hecho en la Iglesia: compartí mi fe con ellas y empecé discipulándolas

«Dar fruto»
Ahora me encuentro con ocho damas a la semana.. Las señoras me dicen que han crecido más profundamente en su fe que cuando asistían a nuestra iglesia en casa. Cada una de ellas está involucrada en el evangelismo y el discipulado personal. Ellas están pasando lo que yo les estoy enseñando».

«Me siento feliz de nuevo. Estoy trabajando en el Reino de Dios. Cuando la gente me pregunta por un verso de la Biblia, leo el Salmo 92: «El justo florecerá como la palmera y crecerá como cedro en el Líbano. […] Todavía dan fruto en la vejez; siempre están llenos de savia y están verdes».

* Nombre cambiado por razones de seguridad

Una señora mayor crece en la fe después de cierre de iglesia.

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